Nicole
llevaba cinco minutos delante de la puerta. Estaba empapada de pies a
cabeza, pero ella eso no
lo notaba, le daba igual. Miró el timbre y suspiró.
-
Sé valiente - dijo y acarició el timbre, suficiente para ser
escuchada dentro de la casa.
No
tuvo que esperar mucho tiempo. Danny abrió rápidamente la puerta y
se encontró con una Nicole arrepentida, implorando ser perdonada,
pero no haría nada hasta escucharlo de sus labios.
-
Estás empapada - dijo Danny dejándola pasar.
-
Qué agudo, Danny - notó que él se tensaba - Perdona, he venido
aquí a pedirte perdón, no a meterme contigo.
Nicole
se quedó quieta en el recibidor, esperando que Danny cerrara la
puerta y se pusiera a su altura. Cuando lo hizo, le miró a los ojos
y esbozó una tímida sonrisa.
-
¿Puedo ducharme? - Danny asintió y ella subió lentamente las
escaleras.
Una
vez llegó al baño, cerró la puerta y se miró al espejo. Hasta ese
momento no se había dado cuenta de que se le transparentaba todo el
sujetador. Se quitó la camiseta y la apoyó en el lavabo, para no
mojar nada más. Hizo lo mismo con el resto de ropa y se metió en la
ducha, abriendo el grifo y dejando resbalar el agua caliente por su
cuerpo. Cerró los ojos y se relajó. Intentó no pensar en nada,
pero le era imposible. Se había portado fatal con su amigo, le había
llamado cosas horribles. Y por eso estaba ahí, quería disculparse.
Y no se iría hasta que Danny le perdonase.
Cuando
acabó, se enrolló una toalla y se dirigió al cuarto de Danny,
sabiendo que habría dejado algo de ropa en su cama para ella. Cogió
los pantalones cortos que había y se los puso. Después se deshizo
el nudo de la toalla y la dejó caer. Agarró la camiseta y mientras
se la ponía aspiró el aroma de Danny, perdiéndose por un momento
en lo que él le había dicho horas antes. Caminó descalza hasta el
espejo de cuerpo entero que tenía Danny en el cuarto y se miró.
Parecía que hubiera pasado la noche con él. Se sonrojó al pensar
en eso. Mientras se miraba, vio a Danny observándola desde la puerta
con los brazos cruzados.
-
He pedido pizzas - dijo él sin acabar de entrar.
Nicole
asintió pero no hizo nada más. Danny salió de la habitación y
esperó en el salón a que ella estuviera lista y bajara. Nicole se
miró una vez más en el espejo, pensando en lo que le diría a Danny
minutos después. Tenía que ser valiente y, sobretodo, sincera.
Bajó
las escaleras aún descalza y se paró en mitad del salón. Danny se
había sentado en uno de los sofás. Estaba apoyado en el respaldo,
con una cerveza en la mano y el mando de la televisión en la otra.
-
Danny - Nicole llamó su atención.
Se
acercó al sofá y se sentó a su lado, dejando un espacio en medio.
-
Siento todo lo que te dije - miraba sus manos mientras se disculpaba,
se sentía avergonzada.
-
No lo sientas, porque sigues pensando lo mismo - al oír eso, Nicole
levantó su mirada chocando con la de Danny.
Nicole
no sabía qué decir. Volvió a mirarse las manos, le temblaban. En
cambio, Danny estaba sereno. De vez en cuando bebía de su cerveza y
miraba de reojo a Nicole, esperando que hablara o hiciera algo.
-
Danny, todo lo que te dije es verdad - por fin se atrevió a mirarle.
- Eres un mujeriego, no puedes negármelo. Tratas a las mujeres como
si fueran objetos. Te las tiras y luego las echas de tu cama como si
apestaran.
-
Nicole... - dijo Danny, dejando la cerveza en la mesita e intentando
cogerle una mano.
-
No, Danny. Todo el mundo lo sabe - hizo una pequeña pausa,
conteniendo las ganas de llorar. - Para ti sería una más, un
juguete de usar y tirar. No sé por qué conmigo iba a ser diferente
-
¡Porque yo te quiero, joder! - con el grito de Danny, Nicole pegó
un brinco.
Después
de esa extraña declaración ninguno de los dos dijo nada. El
ambiente era muy tenso. Danny la miraba, intentando descifrar lo que
pasaba por su mente. Y Nicole estaba confusa. Era la primera
vez que Danny le decía que la quería. No sabía si creerle o no.
Pero había sonado tan sincero. Miró a Danny, intentando buscar
alguna trampa en lo que había dicho. Sus ojos parecían sinceros,
incluso podía decir que esa mirada era de enamorado. Pero tenía que
estar equivocada. Él nunca se había enamorado de nadie, ¿por qué
justo de ella? Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Nicole
al ver a Danny inquieto, parecía un niño pequeño. Se rascaba la
cabeza, se mordía las uñas, cogía y volvía a dejar la cerveza...
No podía estarse quieto. Era la primera vez que Nicole veía tan
nervioso a su amigo. ¿Sería verdad que la quería?
-
Di algo - le suplicó Danny.
-
Bésame - dijo Nicole.
Danny
se quedó parado, casi ni respiraba. Clavó su mirada en la de
Nicole. Esos ojos color café que desde hacía varios meses no le
dejaban ni dormir tranquilo. Quizá todo lo que estaba pasando en
aquel salón era una locura, pero había algo de lo que estaba
completamente seguro, su amiga tenía los ojos más bonitos que había
visto en toda su vida. Y ahora brillaban como nunca lo habían hecho.
Después
bajó su mirada buscando sus labios, llevaba demasiado tiempo
deseando probarlos. ¿Sería capaz de romper la amistad que Nicole y
él tenían desde hacía años? Quizá quererla era un error, pero
tenía que arriesgarse. Debía hacerlo, su corazón se lo estaba
pidiendo a gritos.
Nicole
empezaba a impacientarse. Veía a Danny mirarla muy atentamente pero
parecía no estar seguro de hacer lo que ella le había pedido.
Comenzó a darse cuenta de que todo aquello había sido un error.
Tras un largo suspiro de decepción, miró por última vez a Danny y
se levantó del sofá. Él la siguió con la mirada hasta que
desapareció del salón. Tardó en reaccionar, pero cuando se dio
cuenta de que podía perderla para siempre, se levantó de un salto y
corrió hasta el recibidor, donde encontró a Nicole buscando un
paraguas en el armario que había junto a la puerta. El corazón de
Danny se paró cuando la vio agarrar el picaporte. Dio un paso hacia
ella y la agarró de la cintura, pegando su cuerpo al de Nicole.
-
Quédate - le dijo mientras besaba una y otra vez su nuca. - Lo
siento. Soy un estúpido.
-
Da igual Danny. Déjalo, luego te arrepentirás y será peor - Nicole
se dio la vuelta para enfrentarse a sus ojos. - Será mejor que me
vaya.
-
No quiero que te vayas - rodeó su cintura con sus brazos y la atrajo
hacia él. - Te quiero. Deja que te lo demuestre.
-
No quiero ser una más - apartó la mirada e intentó agarrar el pomo
de la puerta para irse, pero con Danny haciendo presión era muy
complicado.
-
Dame una oportunidad. Cena conmigo esta noche - vio que los ojos de
Nicole brillaron por un segundo y eso le dio esperanzas. - Si después
de esta noche prefieres irte con el cachas de tu vecino, lo
entenderé. Bueno no, pero te dejaré ir.
-
Eres un payaso - dijo Nicole sonriendo.
-
¿Eso es un sí? - preguntó Danny sin dejar de soltarla. Ella
asintió. - Ven en un par de horas.
Danny
se acercó para darle un beso en los labios, pero cuando estaba casi
rozándolos, se desvió y besó su mejilla, no quería empeorar las
cosas. Conocía a su amiga perfectamente y ese tipo de detalles no le
gustaban. Primero tendría que comprobar si era verdad lo que decía
Danny. Y si no mentía, estaría encantada de besarle hasta perder el
sentido, pero hasta entonces nada.
Nicole
se despidió de su amigo con una sonrisa y fue caminando hasta su
casa. Había dejado de llover y andar era lo que necesitaba. Pasaban
los coches a su lado, mojándola de pies a cabeza pero a ella le daba
igual porque estaba feliz. Por un lado Danny ya no estaba enfadado
con ella y, por otro, esa noche por fin tendría una cita con él.
Cuando
llegó a casa fue directa al baño para prepararse. Quería estar
perfecta para la cena. Se depiló, se tiñó el pelo y se volvió a
duchar. Aunque tardó demasiado en elegir la ropa, acabó poniéndose
algo informal pero especial: vestido, medias y botas. Sencilla pero
guapa. Se maquilló y se hizo una trenza. Ya estaba lista para ir a
la casa de su amigo. Miró por la ventana y sonrió al ver que no
estaba lloviendo. Cogió un bolso y las llaves. Y justo cuando
cerraba la puerta tras de sí, recibió un mensaje de Danny.
"No
hace falta que te arregles mucho, me gustas más cuando no llevas
ropa. Pon un petardo en tu culo y ven ya que la comida se enfría y
yo me aburro. Creo que se me olvida decirte algo..."
Nicole
se empezó a reír de su amigo sin importarle que la gente que pasaba
a su lado en ese momento se apartase de ella. Ese tipo de cosas
hacían que se enamorase más de él. No podía enfadarse con ese
tipo de comentarios. Así era Danny y por eso lo quería tanto.
Justo
cuando estaba subiendo las escaleras de la casa, recibió otro
mensaje.
"Ya
me acuerdo. Coge las llaves del culo de Harry y entra sin llamar.
Estoy desnudo en la cama esperándote con una rosa en la boca. No
bajo que se me congela el pajarito. ¡Date prisa tardona!"
Guardó
el móvil y se agachó para coger el enano de jardín al que habían
bautizado como Harry y cogió las llaves. Entró sigilosamente y vio
que todo estaba a oscuras. Encendió la luz del recibidor y vio a
Bruce y a Ralphie tumbados al lado de las escaleras. Se acercó a
ellos para saludarles y vio que cada uno llevaba un papel enganchado
a su collar. Cogió el que tenía Bruce y leyó:
"Sube
a mi cuarto"
-
Al final será verdad que está desnudo en su cama - dijo entre risas
mientras acariciaba a los perros.
Agarró
el collar de Ralphie y leyó el segundo papel:
"Te
quiero"
En
ese momento hasta los perros suspiraron. Nicole se guardó la nota en
su bolso y empezó a subir las escaleras, temerosa de encontrarse a
su amigo desnudo con una rosa en la boca. Cuando llegó al piso de
arriba vio que allí también estaba todo a oscuras, menos una ligera
luz que venía de la habitación de Danny. Deslizó los pies hasta la
puerta y tras respirar un par de veces, entró en su cuarto.
Nicole
tuvo que agarrarse a la puerta cuando vio lo que había al otro lado.
Danny, con su guitarra, sentado encima de la cama. A la izquierda, un
camping improvisado, con mantas y cuerdas formando una especie de
tienda de campaña. Dentro había varios cojines y al fondo una
bandeja con comida. Había hojas y pétalos de flores esparcidos por
todo el suelo. Parecía como si hubiese traído el bosque para ella.
Danny carraspeó y con una mano le hizo señas a Nicole para que no
se quedara en la puerta.
-
Sé que hace mucho que no vas al campo - dijo Danny mientras ella se
acomodaba en la cama.
-
Vaya, gracias - los dos sonrieron. - ¿Me vas a tocar alguna canción?
-
En realidad no - dijo Danny y ella comenzó a hacer pucheros. -
Tardabas tanto que algo tenía que hacer mientras.
Nicole
le pegó en el brazo y luego se levantaron para meterse en la
improvisada tienda de campaña. Se pusieron a cuatro patas para
entrar mejor y no destrozar lo que Danny había preparado.
-
Tienes un culo muy bonito - le dijo a Nicole mientras ella terminaba
de entrar.
-
¡Danny! - gritó Nicole intentando tapárselo. Pero no pudo evitar
soltar una carcajada. - Eres un pervertido y un guarro.
-
Ya, pero a ti te encanta que te diga estas cosas - Danny le sonrió
enseñando todos sus dientes.
Se
acomodaron dentro de la tienda y empezaron a cenar lo que él había
preparado. Quizá no fuera la cena más romántica de la historia,
pero para ella era perfecta. Estuvieron hablando más de dos horas,
riendo y recordando viejas historias. Él hacía el payaso y ella
cada vez estaba más segura de querer tirarse a su cuello y besarle
hasta quedarse sin aliento.
Nicole
se estaba quedando dormida. Había sido un día muy largo y cada vez
le costaba más mantener los ojos abiertos. Así que Danny decidió
dar el siguiente paso de su plan. Salió un momento de la tienda,
encendió la minicadena poniendo una lista de reproducción perfecta
para el momento y después volvió con una botella de vino.
-
Marvin Gaye, ¿eh? - dijo Nicole mientras se acercaba a Danny para
quitarle una de las copas.
-
Ah, babe, let's get it on. Let's love, baby - cantó Danny en su
oído.
Danny
puso vino en las dos copas y brindaron mirándose fijamente a los
ojos. Él dio un sorbo y vio cómo Nicole se la bebía de un trago,
dejando la copa sobre la bandeja y haciendo lo mismo con la de Danny.
En ese momento los dos tenían claro que aunque fuese una locura,
tenían que intentarlo. Danny no solo deseaba a Nicole, estaba seguro
de que la quería y quería demostrárselo no solo con palabras.
Como
si estuviesen sincronizados, se fueron acercando poco a poco el uno
al otro hasta rozar sus labios. Danny le acarició la mejilla con
delicadeza e infinito cariño y por fin hizo presión sobre los
labios de Nicole. Ella movió sus brazos hasta ponerlos alrededor del
cuello de Danny mientras continuaban besándose. Era un beso con el
que lentamente iban encendiendo sus llamas. Ni siquiera les era
necesario escuchar las canciones de Marvin Gaye, habían esperado
tanto tiempo a estar así que no necesitaban ayuda externa.
Danny
no pudo aguantar más y comenzó a pasear sus manos por todo el
cuerpo de Nicole, deslizando sus dedos con absoluta suavidad. Poco a
poco la fue empujando hasta tumbarla sobre los cojines. La miró por
un momento y después volvió a sus labios, tirando de ellos y
consiguiendo que salieran pequeños suspiros por su pequeña boca.
Sentir el cuerpo de Nicole bajo el suyo era lo único que necesitaba
en aquel momento. Deslizó una mano hasta el final del vestido y
comenzó a subirlo lentamente, acariciando la piel desnuda a su paso,
arrancándole gemidos cada vez más audibles. Nicole arqueó la
espalda y segundos después se quedó con tan solo el sujetador.
Danny recorrió con su lengua cada poro de su piel, besando su
cuello, su tripa, su vientre y sin detenerse, agarró las medias y
fue tirando de ellas hasta dejar a Nicole en ropa interior. Ella
intentó darse la vuelta pero lo que consiguió fue que la tienda
cayera sobre ellos.
-
Pecoso, la próxima vez hazla más alta - dijo Nicole entre risas
mientras salía de la tienda y se sentaba en la cama.
Danny
se acercó a ella y se puso entre sus piernas, sin parar de
acariciarlas. Nicole metió las manos dentro de su camiseta,
acariciando el cuerpo de Danny, hasta que él se la quitó y la dejó
caer a su lado. Se deshizo también de su pantalón y después tumbó
a Nicole en la cama, poniéndose él encima y volviendo a besar sus
labios. Danny comenzó con un pequeño vaivén de su cadera,
excitando muchísimo a Nicole con sus movimientos. La ropa que les
quedaba no tardó en desaparecer de sus cuerpos. Danny separó un
poco los muslos de Nicole y se acercó a ella todo lo que pudo.
Agarró su cadera y mientras volvían a unir sus labios, comenzó a
penetrarla, poco a poco, sin prisas, como si de aquella manera le
estuviera entregando su corazón. Nicole cerró los ojos y se dejó
llevar. Enroscó sus piernas alrededor de Danny y las apretó,
sintiéndole así más cerca. Él lamía y mordía su cuello,
jugueteaba con el lóbulo de su oreja y ella gritaba, gemía y
arañaba su espalda. Las manos de Danny recorrían todo su cuerpo,
estimulando cada rincón de su sudorosa piel.
Mientras,
las canciones que Danny había preparado, se repetían una y otra
vez.
-
Nothin' wrong with love. If you want to love me, just let yourself go
- cantaba Danny en su oído acompasándolo con los movimientos de su
cadera. - Oh, baby. Let's get it on.
Danny
agarró las manos de Nicole y las puso sobre la almohada. Se miraron
durante un instante. Pero esta vez esa mirada era diferente. Habían
roto esa barrera que tanto les asustaba a los dos y ninguno se
arrepentía. Danny comenzó a aumentar el ritmo, sabiendo que ese
preciado momento no tardaría en llegar. Nicole llevó sus manos
hasta la espalda de Danny y lo atrajo hacia ella. Danny levantó un
poco la cabeza y dirigió su mirada a la de Nicole, necesitaba verla
cuando se corriera. Segundos después, como si se hubiesen puesto de
acuerdo, llegaron juntos al orgasmo. Él dejó caer su cuerpo sobre
el de ella, pero luego se apartó para poder volver a respirar con
normalidad.
Nicole
se incorporó y miró a Danny. Se inclinó para darle un beso y
después se recostó sobre su pecho. Estuvieron un rato en silencio,
pero Nicole no tardó en romperlo.
-
Cántame algo - Danny la miró y fue a reírse pero vio que hablaba
en serio.
-
No pienso tocar la guitarra cada vez que follemos - se levantó y
segundos después se sentó en la cama con la guitarra. - ¿Alguna
canción en especial?
-
No sé. Tú eres el profesional. Alguna que te inspire este momento -
dijo Nicole mientras se tumbada al lado de Danny.
Estuvo
pensando durante unos segundos qué canción sería la perfecta para
recordar siempre ese momento. Pero en seguida tuvo la adecuada.
Colocó bien su guitarra, miró un instante a Nicole y comenzó a
cantar.
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