viernes, 14 de febrero de 2014

Let's play

Hace un año mi madre murió y yo me fui a vivir con su mejor amiga, Kate. Vivía con Danny, su hijo. Y de vez en cuando su hija Vicky pasaba alguna noche. Eran bastante más mayores que yo (Danny tenía 26, Vicky 28 y yo 20) pero nos llevábamos muy bien. Vicky era como mi hermana mayor y Danny era…. Danny, un amigo con el que bromear y salir de fiesta. Pero ahí se quedaba todo. Lo que él no sabía era que mis ganas de tirármelo aumentaban cada vez que lo veía. Mi deseo empezó el primer día que lo vi.

Flasback
Tardamos dos horas en llegar a su casa. Bajé del coche y Kate me dijo que la siguiera. Una vez dentro, pegó un grito.
  • Cariño, sal a saludar a nuestra invitada.
Unos segundos después, escuché los pasos de alguien bajando por las escaleras. Casi se me cae la pequeña maleta cuando vi al chico. Empecé mirando sus ojos. Azules. Eran los ojos más azules que había visto en mi vida. Después miré su nariz. Perfecta. Bajé un poco más y observé sus labios. Carnosos y sensuales. Y por último me fijé en las pecas que decoraban todo su cuerpo, ya que no llevaba más que un pantalón corto. Paseé mi mirada por aquel dios una y otra vez. ¡Estaba lleno de pecas! Y por culpa de aquello empecé a reírme. Kate y el chico me miraron extrañados. Pero enseguida se engancharon a mi risa.
  • ¿Puedo saber por qué nos estamos riendo? – preguntó él acercándose un poco a mí.
  • Tus pecas – dije intentando recuperar la normalidad. - ¡Tienes el cuerpo lleno de pecas!
  • ¿Dónde? – el chico empezó a mirarse por todo el cuerpo y hacer aspavientos con sus manos. - ¡Mamá, quítamelas! ¡Quítamelas!
Eso hizo que yo volviera a reírme. Llevaba mucho tiempo sin hacerlo y me sentía en la gloria. Me sequé las lágrimas que había derramado y me agarré la tripa. Me había entrado flato de tanto reírme.
  • Danny, vale ya o Sam no querrá quedarse ni una noche - dijo Kate dándole una suave colleja a su hijo.
  • No, no. Kate, gracias a tu hijo he vuelto a reír – miré a Danny y le sonreí. – Gracias.
Kate y Danny me cogieron las maletas y me acompañaron al que sería a partir de ese momento mi nuevo cuarto.
Fin flashback

Me desperté sobresaltada por una pesadilla. No recordaba muy bien qué había soñado, pero tenía que haber sido algo horrible. Mis manos temblaban y no paraba de sudar. Aparté las sábanas de mi cuerpo pegajoso y me senté en la cama. Miré el vaso que había en la mesita de noche. Vacío. Me levanté y salí al pasillo. Caminé despacio intentando no hacer ruido, pero cuando llegué a la escalera escuché un ruido que provenía del cuarto de Danny. Me asomé a su habitación y pude ver su cara. El muy tonto nunca bajaba la persiana y siempre entraba algo de luz. Me acerqué a su cama y me agaché. Mi mente se activó y una vocecita me decía que me metiera en su cama. Sabía que estaba mal, pero en ese momento no me importaba nada. Levanté un poco la sábana y antes de meterme, pude comprobar que solo llevaba calzoncillos.
Me tumbé y soplé en su nuca para ver si estaba despierto. Nada. Recorrí su espalda con un dedo y pude notar un escalofrío. Sonreí y decidí dar un paso más. Me acerqué a él y entrelacé mis piernas con las suyas. No sabía si estaba despierto o no, pero seguro que con lo que haría a continuación abriría los ojos. Deslicé mi mano por su espalda hasta llegar al borde de sus calzoncillos. Acaricié su culo y después me dirigí a la parte delantera, teniendo que alargar un poco mi brazo. Apoyé mi mano en su polla y empecé a notar que se ponía dura. La dejé por un momento quieta, pero no tardé en acariciar una y otra vez ese bulto. Cerré los ojos y disfruté. Pero los tuve que abrir cuando una mano se puso encima de la mía, cogiéndola y metiéndola dentro de los calzoncillos. Danny se giró y me miró. Sus ojos estaban muy brillantes.
  • Llevaba mucho tiempo esperando este momento – dijo Danny antes de acercarse a mí y morderme el labio.
Ya no hacía falta ir tan despacio. Quité las sábanas que nos tapaban y me senté sobre su polla, moviendo mi cadera y haciendo que Danny cerrara los ojos. Me agarró de mi camiseta y me atrajo hacia sus labios, para besarme desesperadamente, con lujuria. Notaba su húmeda lengua recorrer cada recoveco de mi boca. Era un beso asfixiante, pero no quería que acabase nunca. Noté cómo sus manazas se colaban por mi camiseta, la cual voló unos segundos después. Danny agarró una de mis tetas y se la llevó a la boca. Mientras, yo seguía con el vaivén de mi cadera. Sus manos se posaron en mis caderas e hicieron que me moviera más rápido. Entonces yo paré y él me miró muy excitado. Me levanté de la cama y con un baile muy sensual me quité el resto de la ropa. Danny también se levantó y miró mi cuerpo durante varios segundos. Yo empecé a retroceder hasta chocar con la puerta. Me ponía mucho que Danny tuviese que venir a por mí.
  • Hermanita, creo que no voy a dejar que te vayas de mi cuarto – volvió a repasar mi cuerpo y luego silbó.
  • Debo estar enferma, porque me acaba de excitar que me llames así – dije con una sonrisa infantil.
No podía moverme. Mi cuerpo estaba entre Danny y la puerta. Más bien estaba entre la polla de Danny y la puerta. Porque su tamaño no paraba de aumentar. Me escapé de su agarre y me fui a la otra parte de la habitación. Danny soltó una carcajada y vino detrás de mí. Cuando intenté huir otra vez, Danny me empujó y caímos los dos en la cama. Ahora era él el que estaba sentado sobre mi cadera. Se agachó y empezó a lamer mi cuello. Se acercó a mi oído y dijo:
  • Ahora eres mía.
Me reí por la voz que había puesto y por eso me llevé un mordisco en el cuello. Al que siguieron más mordiscos y besos. Me cogió las manos y me las sujetó por encima de mi cabeza, haciendo presión para que no las pudiera mover. Volvió a mi boca e introdujo su lengua con violencia. Con la otra mano comenzó a masturbarme. Yo me revolvía entre su cuerpo y le pedía más. Danny me hizo caso y me liberó por un momento. Se quitó los calzoncillos y me dio la vuelta, poniéndome a cuatro patas. Se tumbó un poco sobre y mí y mientras me agarraba una teta, me penetró. Tuve que morderme el labio para no gritar. Danny repartía besos por mi espalda. Sin previo aviso me agarró del pelo y tiró de él. Se me escapó un gemido demasiado alto y Danny para castigarme me mordió en el hombro. Después se rió y siguió follándome. Cuando me cansé de esa postura, hice que Danny se tumbara y me volví a colocar encima de su polla. Los movimientos eran lentos y pausados, quería verle la cara de sufrimiento. Pero sus manos me obligaron a que fuera más rápido. Me tumbé sobre él para ahogar mis gritos con sus besos. Él me acariciaba la espalda y de vez en cuando bajaba a mi culo, lo apretaba y hacía que aumentara el ritmo. Danny me dio la vuelta y empezó con embestidas más rápidas y salvajes. Clavé mis uñas a su espalda y dejé que él tomara el control. Notaba que mordía mis pezones y después lamía mis labios. Lo atraje hacia mí y lo besé, sabiendo que no tardaría en correrme. Tenía que tener la boca ocupada si no quería que toda la casa me oyera. Y con un gemido de Danny sobre mis labios me corrí. Dejé de besarle y empecé a recorrer su cuello con mi lengua, ayudándole así a que él se corriera dentro de mí.
Me quedé tumbada por un momento intentando recuperar el aliento y cuando lo hice, me incorporé y busqué mi pijama. Me acerqué a Danny y le di un sutil beso en los labios. Fui hacia la puerta, pero antes de irme, volví a mirarle una última vez.

  • Dulces sueños, hermanito.

Bienvenida

Welcome to the hell!

Antes esto era un fic, pero como nunca lo terminé, lo he convertido en el sitio donde colgaré mis pequeñas creaciones que son un poco subiditas de tono.

Es para +18 así que ya sabéis.

DISFRUTAD!