Me
levanté de la cama sabiendo que iba a ser un gran día. Me puse unos
calzoncillos de Danny y un sujetador y salí al pasillo para
dirigirme al baño. Pero justo cuando abrí la puerta de mi
habitación choqué con Tom. Sí, hacía una semana se había mudado
a nuestra casa porque la suya estaba en obras. Me miró de arriba
abajo y se le escapó una risilla.
-
Si hubiese sabido que ibas a estar por aquí me hubiera puesto mis
mejores galas, señor Thomas - le dije dedicándole mi mejor cara de
asco mañanera.
-
No, si estás muy bien así. Pero eso me recuerda a vuestros gritos
de anoche y me hace gracia - terminó de hablar y siguió su camino
por el pasillo.
-
¿Gracia? Tom, que tu mejor amigo se tire a su novia no te puede
parecer gracioso... - me crucé de brazos y esperé a que se diera la
vuelta.
-
Me hizo gracia cuando le soltaste alguna guarrada y Danny se rió.
Vamos, la mini pelea que hubo - y al recordarlo se descojonó.
-
Tom, Tom, Tom. Tenemos que buscarte una novia o follamiga pero ya -
me mantuvo la mirada por un instante y se dio la vuelta para irse.
Me
metí en el baño y me desnudé. Necesitaba una ducha para
desentumecer los músculos después de una noche de pasión. Sabía
que Danny volvería por la noche, así que tenía muchas horas para
prepararlo todo. Después de suplicarle varias veces a Tom que se
buscara un plan, aceptó. Aunque le tuve que prometer que le haría
el desayuno durante una semana.
Limpié
un poco toda la mierda que estos dos iban dejando por toda la casa y
mandé a los perros a casa de Vicky. Necesitaba la casa libre de
seres vivos. Cambié las sábanas y puse unas de seda. Cuando
follábamos me importaba bien poco, pero todo tenía que estar
perfecto.
Me
volví a encerrar en el baño y me depilé a conciencia. Piernas,
perfectas. Axilas, perfectas. Ingles, perfectas. Me puse el tinte en
el pelo para tenerlo brillante y mientras dejaba que hiciera efecto,
fui al armario y cogí la ropa que me había comprado a escondidas
para esa noche.
A
las siete de la tarde yo ya estaba preparada, pero faltaba hacer la
cena. Nunca había hecho sushi, pero como sabía que a Danny le
gustaba, me puse manos a la obra. Todo lo que conseguí hacer en la
primera hora tuve que tirarlo, estaba asqueroso. Menos mal que
después le cogí el truco y empezaban a saber mejor.
Dos
horas después comprobé que todo estaba perfecto. Tenía que darme
prisa si quería estar lista para cuando Danny abriera la puerta. Me
pegué una ducha rápida y me puse un albornoz para no coger frío.
Justo en ese momento llamaron al timbre. Abrí la puerta y sonreí a
Lara. Había venido para ayudarme con una cosa.
-
Gracias por venir - le dije mientras nos metíamos en el comedor.
-
De nada peque. Para eso estamos las amigas - me sonrió y me sujetó
el albornoz cuando me lo quité. - Creo que Danny después de lo de
esta noche te pedirá matrimonio.
-
Anda loca, no digas tonterías y ayúdame a colocarme todo esto.
Me
tumbé en la mesa del comedor y Lara empezó a cubrirme el cuerpo con
el sushi que yo había preparado. Los pezones me los cubrió con
pequeñas flores comestibles. Y desde el cuello hacia abajo puso un
caminito de trozos de sushi. Menos mal que Lara aceptó ayudarme, si
no me hubiera tocado pedírselo a Harry y no hubiera sido muy buena
idea.
Cuando
ya estaba con toda la comida puesta, le indiqué a Lara que pusiera
una tarjeta encima de la mesa del recibidor y ella, antes de irme me
deseó suerte. Cuando escuché cerrarse la puerta empecé a ponerme
nerviosa. Danny y yo llevábamos tres años y nunca habíamos hecho
nada parecido. Una de nuestras broncas era por eso, él decía que yo
no me preocupaba por la relación. Y yo le amaba. Él era lo más
importante para mí y quería demostrárselo.
Pero
las llaves interrumpieron mis pensamientos. Ya no podía echarme para
atrás. Si no le gustaba, pues...
-
¿Cariño? - me encantaba cuando Danny me llamaba nada más entrar.
-
No seas impaciente amor. Lee la nota que hay a tu izquierda - aunque
no lo tuviera delante podía ver perfectamente su cara de confusión
y eso me hizo sonreír.
Silencio.
No se escuchaba nada y eso me inquietaba. Pero no tardé en escuchar
unos pasos acercarse. Y lo que oí después fue la risa tan
escandalosa de mi novio.
-
Espero que aparte de reírte disfrutes de tu cena - intenté mover mi
cabeza para verle pero me fue imposible.
-
Yo también te quiero princesa - supuse que me lo dijo por lo que
ponía en la nota, así que sonreí y esperé a que terminara de
acercarse.
Danny
observó todo mi cuerpo. Se relamió y no esperó ni un segundo más.
Fue directo a mis labios. Ahí no tenía comida, pero al igual que
él, era lo que más deseaba en aquel momento. Me miró a los ojos y
yo asentí. Entonces comenzó una especie de cena mezclada con
cosquillas que me hacía Danny con su lengua. De vez en cuando,
volvía a mis labios para darme a probar del sushi. Me encantaba el
Danny tierno, aunque también me volvía loca el Danny salvaje.
Se
comió una de las flores y después degustó el pezón que se
encontraba debajo. Era muy gracioso verle comer sin utilizar las
manos, ya que estaban ocupadas en acariciar la piel de mi cuerpo que
iba quedando libre. Cogió con la boca el trozo de sushi que había
justo debajo de mi ombligo y después se llevó con su lengua todos
los restos de comida que había hasta mi cuello. Eso me excitó
muchísimo. Como mis brazos ya estaban liberados, le agarré de la
camiseta y le obligué a que me besara. Danny se rió bajo aquel beso
y volvió al ataque. Acarició mis piernas y dirigió su boca al
último lugar donde había comida. Pero pareció gustarle más lo que
había debajo, ya que cogió el sushi con los dedos y dejó que me lo
comiera yo mientras él se entretenía recorriendo con su lengua todo
mi coño.
Cuando
vi que Danny había terminado de cenar, me levanté y cogí una
venda, poniéndosela a Danny. Empezó a hacer el tonto y por culpa de
eso se dio un golpe en el pie. Me empecé a reír muy alto y él se
acercó y me atrapó entre sus brazos.
-
¿Puedo saber a qué se debe todo esto? - él tenía los ojos
vendados, pero parecía como si me estuviera mirando.
-
Te quiero. ¿Hace falta algo más? - vi cómo Danny sonreía y tuve
que besarle. Porque esas sonrisas conseguían derretirme.
Le
cogí la mano y lo llevé hasta nuestra habitación. Lo senté en la
cama y volví corriendo a la cocina. Cogí una cosa de la nevera y me
puse la ropa que había dejado en el sofá. Unos minutos después
aparecí en la habitación y vi a Danny tumbado en la cama.
-
Espero que no te hayas dormido, porque lo que viene ahora te va a
gustar - al oír esto, Danny se levantó de un salto e intentó
acercarse.
Volví
a empujarle hasta la cama y le obligué a sentarse. Danny empezó a
tocarme y descubrió que ya no iba desnuda. Intentó quitarse la
venda pero yo no le dejé.
-
Tienes que esperar. Primero quítate los pantalones - le ordené.
-
Sí mi capitana - me reí ante su comentario y acto seguido me
obedeció.
Tumbé
a Danny y empecé a acariciar su polla ya con un tamaño
considerable. La lamí un par de veces y le miré. Tenía la misma
sonrisa traviesa que ponía siempre que le hacía una mamada. Cogí
el bote de nata que había cogido antes y lo agité. Danny dejó de
sonreír por un momento intentando averiguar qué era ese ruido y
cuando lo hizo, empezó a reírse y a negar con la cabeza.
-
¿Eso es lo que creo que es? - dijo sin dejar de sonreír.
No
le contesté, simplemente apreté el bote y lo rocié por su polla,
notando un estremecimiento por su parte. Solo salió un poco de nata.
Acerqué mi lengua y lamí por donde había caído. Danny echó la
cabeza hacia atrás y soltó un suspiro. Volví a repetir la jugada
pero dejando que cayera un poco más de nata. Me metí toda la polla
en la boca y disfruté esa mezcla de sabores. Sin duda tenía que
volver a repetirlo. Lo hice un par de veces más y empecé a poner
nata por su tripa, subiendo por sus pectorales y acabando en su
cuello.
-
Quiero probarla - dijo Danny en mi oído.
Fui
a ponerle el bote cerca de la boca, pero se me ocurrió una idea
mejor. Me puse nata en mi boca y le besé, jugando con su lengua y
dejando que lo disfrutara. Me separé de él y me dirigí a su polla,
haciéndole una mamada mientras le echaba nata de vez en cuando.
Cuando se terminó el bote, lo tiré por la habitación y le cogí la
polla con una mano. Danny ya no sabía ni cómo ponerse. Con una mano
agarraba las sábanas y con la otra buscaba desesperadamente mi pelo.
Por fin lo encontró y lo agarró haciendo que yo también soltara un
gemido.
Sabía
que Danny no tardaría en correrse, así que solté su polla y me
acerqué a él para darle un beso demasiado sensual, mordiendo sus
labios. Le quité la venda y Danny pestañeó un par de veces.
-
Te voy a quitar ese picardías con los dientes - la mirada de Danny
pedía a gritos follarme salvajemente, pero yo no le hice caso.
Me
levanté y me dirigí a la cómoda donde estaba la minicadena. Le di
al play y empezó a sonar Feeling good de Nina Simone. Incluso lo
había dejado preparado para que empezara en la parte más sensual de
la canción.
Danny
se acomodó en la cama y disfrutó del baile. Me di la vuelta y
empecé a moverme muy provocativamente. Me giré y le miré, sabiendo
que con cada paso que yo daba Danny se excitaba un poco más. Me bajé
el tirante del picardías y lo acompañe con un gemido. Hice lo mismo
con el otro y paré para volver a ver Danny. Pude ver que tragaba
sonoramente y no me quitaba sus ojos de encima. Continué bailando
sensualmente mientras me iba quitando poco a poco el pequeño
vestido. Cuando tocó el suelo se lo lancé a Danny, con la suerte de
que le tapó la cara. Me reí al ver cómo él se lo quitaba y
después de oler mi aroma impregnado en el picardías, lo tiró bien
lejos. Solo me quedaban unas bragas bien diminutas. Ya había
cambiado de canción, pero Danny no pareció darse cuenta.
-
Espera - dijo mientras se levantaba. - Quiero hacerlo yo.
Quité
mis manos y dejé que lo hiciera él. Se agachó y me acarició una
pierna y después otra. Pero volvió a levantarse, y con una mirada
muy ardiente, me cogió y me tiró en la cama, poniéndose encima de
mí. Me besó y recorrió con su lengua y sus manos todo mi cuerpo
hasta llegar a las bragas. Las mordió y con ayuda de una mano empezó
a bajarlas poco a poco. Ahora era yo la que le pedía que terminara
de una vez. Se deshizo de ellas y volvió a besarme.
No
tardé mucho en notar la polla de Danny dentro de mí. Al principio
iba despacio, como siempre, pero yo quería más.
-
Más... rápido... - pude decirle antes de Danny me callara con un
beso.
Se
apoyó en mi cuerpo y empezó a follarme como la noche anterior. No
paraba de gemirme al oído y eso no ayudaba nada. Mi vista empezó a
nublarse, no podía pensar con claridad. Pero le paré. Hice que se
sentara y yo me puse encima de él, tomando yo el control. Danny
seguía repartiendo mordiscos por donde podía y yo me agarraba a su
espalda para sentirlo más cerca si era posible.
Cuando
noté que el deseado orgasmo llegaba, me abracé muy fuerte a él y
grité su nombre en el momento justo. Segundos después Danny se
corría dentro de mí. Caímos exhaustos en la cama y yo me apoyé en
su pecho, notando cómo disminuía su respiración. Danny me dio un
beso en la frente y con un dedo empezó a acariciarme la espalda
sudorosa.
-
Quiero follarte hasta el final de los días - me dijo Danny en un
susurro y yo sonreí.
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