-
Dan, Tom está en la habitación de al lado - dijo Doug intentando
zafarse de mi abrazo.
-
Calla, enano y bésame.
Le
acorralé contra la pared. Doug intentaba escabullirse pero no podía
y estaba bastante seguro de que no quería.
-
Para, por favor - dijo entre jadeos mientras yo le besaba el cuello.
-
Tu entrepierna no dice lo mismo - aparté una mano de su costado y la
dirigí al bulto que empezaba a notarse en sus pantalones. - Quieres
que te bese, que te muerda el cuello, que recorra tu cuerpo con mi
lengua. Lo deseas tanto que no eres capaz de huir. Tus pupilas no
mienten pollito.
-
Suéltame - esta vez me miró directo a los ojos.
-
¿De verdad quieres que te suelte?
Pero
Dougie no respondió, porque estaba ocupado mordiéndose el labio. Yo
esbocé una sonrisa triunfal y dirigí mi boca a su cuello. Intenté
no dejarle muchas marcas, pero era imposible controlarse con Doug
delante. Era tan jodidamente adorable que conseguía ponérmela dura
con tan solo reírse. Y por eso estábamos en esa situación. Metí
una mano por debajo de su camiseta, acariciando esos inexistentes
abdominales, excitándole y consiguiendo que empezara a soltar
pequeños sollozos. Después de comprobar que el enano no iba a
escaparse, metí la otra mano y subí un poco su camiseta. Lamí su
pecho desnudo y mordí sus pezones, pasando primero mi lengua y
después tirando de ellos sin piedad. Doug soltó un gemido un poco
más alto y yo le besé, para que no fuera tan escandaloso y Tom nos
pillara. Dougie que hasta ese momento había estado quieto, dirigió
sus manos a mi pelo, haciéndome presión para profundizar el beso,
haciéndolo más húmedo y excitante. Aproveché que tenía las manos
ocupadas para desabrochar su pantalón e introducir una mano en sus
calzoncillos, acariciando su dura polla. Doug gimió contra mi boca y
me soltó, dejando caer sus brazos. Echó la cabeza hacia atrás,
apoyándola contra la pared y cerró los ojos. Tiré para abajo los
pantalones y se los quité junto a sus calzoncillos. Me relamí al
ver lo dura y palpitante que estaba su polla y me puse de rodillas,
ansioso por probar ese sabroso manjar. Lamí el glande, viendo cómo
le temblaban a Doug las piernas. Pude oír cómo un "más"
salía por la boca del pollito, así que sin más preámbulos, la
cogí con una mano, deslizando los dedos hasta el glande, donde pasé
el pulgar una y otra vez. Doug volvió a gemir, cerró los puños y
se tensó. Empecé a subir y bajar mi mano, muy despacio.
Después fui aumentando el ritmo. Levanté mi cara y vi que el enano
me miraba con los ojos brillantes y mordiéndose el labio,
suplicándome sin palabras que fuera más rápido. Yo me humedecí
los labios y me incliné. La lamí entera y después me la metí en
la boca. Doug soltó otro gemido, éste mucho más fuerte que los
anteriores. El enano empezó a penetrarme, como si lo estuviese
haciendo en mi culo. Con una mano le tocaba los huevos, mientras que
con la otra me tocaba mi entrepierna por encima del pantalón. Empecé
a ir más lento, sabiendo que Doug no tardaría en correrse y
haciéndole disfrutar el doble. Doug gimió y tensó los muslos. Me
saqué de la boca su polla y la cogí con una mano. Volví a pasar mi
lengua por su glande y después los dientes, consiguiendo que Doug me
agarrara del pelo y me obligara a metérmela en la boca, pero yo lo
hice lentamente. Lo conocía demasiado bien para saber cómo y cuándo
se correría. Doug me soltó de repente y volvió a echar la cabeza
hacia atrás, gritando y dejando su cuerpo muerto. Tuve que
levantarme rápido para agarrarle y que no se cayera. Lo senté en
una de las sillas de la cocina de Tom y le sequé el sudor de su
frente.
-
Haces conmigo lo que quieres - dijo intentando recuperarse.
Yo
me reí ante su comentario y posé mis labios sobre los suyos,
esperando que fuera él quien comenzara el beso. Se agarró como pudo
a mi cuello y me besó. Cuando me separé, le miré fijamente a
los ojos.
-
Pero te encanta que te haga estas cosas.
Doug
solo me sonrió.
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